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DEPORTES

30 de diciembre de 2024

LA BITÁCORA DE RACING

MI PRIMER RACING, MI PRIMER CILINDRO...
Por Darío Giuliani

Lo bueno de los días sin fútbol por el receso de verano es el tiempo libre que queda para ordenar material, revisar apuntes y proyectar el futuro. Eso me dió un rato para ver viejas fotos subidas a redes sociales y me hizo detener especialmente en dos, las que ilustran esta columna. Tienen que ver con aquel Racing que yo conocí cuando tenía 8 o 9 años en el lejano 1982. La foto del Cilindro es posiblemente de antes porque en 1982 estaba inhabilitado. Es más cuando yo conocí el estadio Presidente Perón estaba clausurado y fue una tarde de domingo del 83 cuando hacíamos de locales en cancha de los vecinos ante Platense. La del equipo sí es de aquella temporada y es fácilmente reconocible por los jugadores ( están entre otros Carlos Ismael López, el Ropero Díaz,Caldeiro, Costas , Solari, Bernardis, etc) y por la camiseta oscura, un modelo hermoso que usó mucho aquellos años y que debería volver a usar en algún momento. Me detengo en esas imágenes y veo a una institución a la deriva, con su estadio arruinado y su plantel navegando por el fondo de la tabla penando por evitar el descenso. Ese fue mi punto de contacto con la Academia. A mis 9 años yo no sabía lo inmenso que era Racing por más que mi viejo me contaba historias de Tucho Méndez y Rubén Bravo y me hablaba del Marqués Sosa o de Federico Sacchi y también de las muchas tardes de epopeyas del "Equipo de José". Yo no estaba ni siquiera cerca de dimensionar la grandeza del cuadro al que ya había aprendido a amar y defender incluso a los golpes (dónde recibía más de los que daba) en los recreos del colegio. Para mí en ese momento Racing era un equipo que jugaba muy mal pero que tenía coraje, garra, era metedor y a veces te daba una sorpresa y ganaba. Luego, en 1983 con el descenso consumado ya miraba con envidia a mi viejo que había disfrutado el mejor momento de la historia y el a su vez penaba por vernos a mi hermano y a mí sufriendo de esa manera. Las cosas se pusieron peor en 1984 cuando Gimnasia nos condenó a jugar otro año más en la B. Pero la historia se empezó a acomodar desde la llegada en noviembre de 1985 de ese caudillo de voz gruesa llamado Alfio Basile. Con su impronta, su estilo y su valentía devolvió a mi amado club al fútbol de los domingos y en 1988 nos llevó a ganar la Supercopa. Ahora sí podía ver en vivo y en directo la grandeza académica. El resto es historia conocida, años mejores y otros más difíciles. La quiebra, luego romper el maleficio sin títulos locales, el vaciamiento de Blanquiceleste, un coqueteo con el descenso allá por el 2008 y después desde el 2013 para acá el orden económico primero y como consecuencia lógica los éxitos deportivos pero no quiero que esto termine en un acalorado debate entre Blanquistas y Militistas... Lo que quiero señalar al escribir esta última columna del año es lo importante de saber mirar, de tener personas mayores que te enseñen la historia y de contar con una mirada abarcativa que me permitiera ver que Racing no era ese club caótico que yo había conocido en 1982 ni solamente era el que había conquistado el mundo en 1967, no era el equipo saqueado por Marín ni el tricampeón de 1949/50 y 51. Racing es la sumatoria de todas sus hazañas deportivas y todas sus decepciones. Es épica, es gesta pero también es derrota y desengaño. Es el equipo imbatible que vieron mis abuelos en el amateurismo, es aquel que mi viejo disfrutó en su juventud pero también es el que muchos de nosotros padecimos de pibes. Nuestro hijos a Dios gracias conocieron un lado mucho más amable de Racing para iniciarse como hinchas, ellos conocen una institución que como marca su rica historia sale campeón seguido y siempre pelea arriba. Para terminar quiero decir que no hubiera querido ni un poquito más a Racing si lo hubiese conocido en tiempos de gloria. Me gustó conocerlo en épocas difíciles, me sentí identificado enseguida con ese equipo al que todo le costaba demasiado y las cosas por lo general no le salían bien, supe amarlo en los días del desencanto y fui feliz. Hoy cuando lo veo triunfante como en la última Copa Sudamericana me emociono como cuando tenía 8 años y vuelvo a repasar el pasado, a mirar viejas fotos, a soñar el futuro... Feliz fin de año.

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