El abrazo final marcó el tono y la importancia de esta victoria. Con un mar de ausencias: Messi, Lisandro Martínez, Lo Celso, De Paul y Lautaro la Selección ganó con autoridad, imponiendo una estrategia clara desde el minuto cero. Con un 4-2-3-1 como táctica y la conducción de Almada (gran presente del ex Botafogo) dominó el juego sin mayores sobresaltos. La inclusión de Giuliano Simeone como titular fue una sorpresa para el gran público pero no para el entrenador. En el primer tiempo el local intentó más con la calidad de Arrascaeta (reemplazado por De La Cruz) y Betancur, pero no encontraron eco en Darwin Núñez y Valverde que estuvieron muy flojos en el juego. Así el Dibu Martínez (cumplió 50 partidos en La Selección) no pasó ningún susto. Argentina tuvo sus chances a través de Paredes, Simeone y de Enzo Fernández (la más clara de la etapa inicial) pero su remate fue tapado por el defensor Giménez. En el segundo tiempo Argentina salió dispuesto a ganar el partido mientras que Uruguay sentía la presión del público que en repudiable actitud había silbado el himno argentino. A los 68 minutos Julián Álvarez (tiene mil pulmones) inició una jugada por la izquierda, su pase a Thiago Almada hizo que el actual Olimpique de Lyon se tomara el tiempo necesario para ejecutar un remate con pierna derecha que se coló en el ángulo de Rochet. Un golazo que fue más espectacular por la estéril volada del guardameta charrúa. A partir de allí con la seguridad de Cuti Romero y de Otamendi (levantó su nivel en el segundo tiempo) La Scaloneta fue moldeando una victoria justa y necesaria. Los cambios no resultaron para el entrenador local y solo quedó tiempo para la expulsión de Nico González por una dura entrada a Nandez. Ahora la Selección jugará el martes contra Brasil en el Más Monumental con la doble motivación de ganar un clásico y obtener el pasaje al Mundial 2026. Para Uruguay la desazón de la derrota y la actuación el camino seguirá frente a Bolivia de visitante.