Cuando parecía que iba a ser muy complicado quebrar la resistencia de Banfield apareció otra vez un gol (el tercero en este ciclo) que nació en la concentración e inteligencia de un pibe alcanza pelotas (Lucas Alvarez, el mismo que inició el gol ante Boca) quien a los 42 se la dió rápido a Martirena y el uruguayo con un saque veloz lo habilitó a Maravilla para abrir el marcador. Ese detalle fue determinante para empezar a erosionar a un rival dubitativo. Luego se sumaron los errores u horrores defensivos del Taladro en el primer minuto del complemento para esa habilitación de Salas a Maravilla y el 2-0 que a esa altura se percibía irreversible. Lo que siguió fue una búsqueda constante de Racing para seguir ampliando la diferencia. Entonces trepaba Rojas por la izquierda y el uruguayo por la derecha y Vietto metía alguna pincelada mientras la dupla letal allá arriba trituraba a una defensa que sólo pensaba en que se terminara de una vez la pesadilla. Y llegó otra asistencia de Martirena para el tercer gol de Adrián Martínez ( 39 goles en 61 partidos) y después Sanguinetti le ahogó el grito a Balboa y Vietto lo tuvo de chilena hasta que llegó una nueva asistencia de Martirena para la cabeza de Solari y el lapidario 4-0 a los 75 Fiesta adentro y afuera donde deliraba la multitud. Para decorar el resultado (4-1) quedaba el gol de Alaniz a los 90. La angustia para Banfield había terminado. Esta vez el elenco de Gustavo Costas había jugado con el mismo ímpetu y determinación con los que juega los partidos internacionales y el resultado fue un triunfo por demolición. Y todo eso mientras sigue padeciendo con las lesiones porque cuando se recuperan Solari y García Basso no pueden estar Arias y Zaracho. Cuando se anuncia el retorno de Zucculini se lastima Nardoni. Y antes habían sido Sosa, Di Cesare,Vietto, Rojas o el paraguayo Richard Sánchez quien todavía ni siquiera pudo debutar. Pero igualmente el sello de este equipo es el ir al frente constantemente más allá de los apellidos que lo integren. Con la música y el color de su gente, con la concentración de los pibes alcanza pelotas, con ese delantero de ensueño que es Adrián Martínez. Por eso ganó y se acomodó en la Liga, por eso sueña con la Copa Libertadores,por eso cada vez que se avecina una tormenta Racing no se asusta y empecinado va para adelante, va al gol, va detrás de sus ilusiones...