Hubo un partido hoy en Remedios de Escalada. Lo ganó Mitre 3-1 ante Talleres.Esta podría ser la crónica de ese partido y entonces deberíamos decir que fue de trámite emotivo y lleno de situaciones de gol. Que se abrió para la visita con un golazo de Ríos y que los locales fueron a los ponchazos, como podían tratando de inquietar a un rival bien plantado atrás y con ánimos de lastimar de contra. Pero en el día del periodista al revisar mis viejos cuadernos me detengo en uno dónde un profesor nos alentaba a animarnos a relatar hechos. "Hacer periodismo es saber contar una historia" nos repetía una y otra vez. Entonces de pronto cambio la estructura de mi crónica y dejo de lado las estadísticas y los detalles tácticos. Y me propongo contar historias. Por un lado me detengo en la despedida llena de nostalgia y melancolía de Mario Sciacqua del banco del elenco santiagueño. No sé va por los malos resultados o porque algún dirigente le pidió que diera un paso al costado. Se va para atender asuntos personales y familiares, ligados al amor y al calor que sólo despiertan los seres queridos. Entonces veo a esos muchachos de Mitre llorar desconsoladamente en la despedida de su entrenador al que le dedican el triunfo. También podría describir la imagen de un desolado plateista tallarín en el momento del 0-1. Gesto de preocupación y fastidio como intuyendo que su equipo, que no gana hace 13 partidos y es acechado por el descenso, hoy tampoco va a ganar. Imagino al pobre muchacho en el regreso a su hogar cargando bronca y resignación. Para terminar elijo narrar la historia de Brian Fernández volviendo a intentarlo otra vez. Está vez con la camiseta del Rojo de Escalada como antes fueron las de Colón, Ferro o Almirante Brown. El muchacho que atravesó infiernos y pesadillas personales tiene el coraje y el amor propio para volver a intentarlo. Y eso solo ya conmueve y genera admiración y ganas de verlo triunfar en su lucha. Así llego al final de una reseña que habló poco de fútbol tal vez pero que eligió transitar por detalles aledaños que también construyen al juego. De fútbol se escribe mucho y muy bien, todo el tiempo. Un relato de historias de vida que transmita emociones muchas veces deja al juego en un muy digno papel secundario.